Seguramente en
su andar por la web han encontrado alguna versión de esta imagen. Pero por si las dudas la comparto.
En español dice más o menos así:
“Hablamos mucho de dajarle un mejor planeta a nuestos niños, que nos olvidamos de dejar mejores niños al planeta. Educa a tus hijos – Diles que no de vez en cuando.”
Mucho
de esta frase es real. Sinceramente creo que nos hemos olvidado de
entregarle al mundo niños más compasivos, más amorosos, más
involucrados con el planeta. También creo que cada día nos está
costando mucho más trabajo educar a nuestros hijos como quisiéramos
o debiéramos (lo cual da para escribir otro post). Pero no creo que
sea suficiente, ni mucho menos necesario, aprender a decirles que
“no” para poder entregarle al mundo esos seres más humanos.
Lo
que es realmente necesario es ser un mejor ejemplo para ellos. La
cosa es muy simple: Queremos niños más comprensivos, pero no somos
capaces de comprender y ponerle nombre a las necesidades de nuestros
hijos. Queremos un mundo sin violencia, pero seguimos creyendo que
existe la nalgada a tiempo. Queremos niños involucrados con
el planeta, pero tiramos las colillas de cigarro por la ventana del
auto y somos poco cuidadosos con la basura que generamos. Hay un
sinfín de ejemplos para demostrar que lo que hace falta para
entregar mejores niños es empatía y amor.
Habrá ocasiones en que tengamos que decir que no. Necesitamos aprender cómo decirlo para que los niños nos escuchen, lo entiendan y lo acepten. Y es
que, contrario a lo que muchos piensan, criar con apego dista mucho
de malcriar y decir que sí a todo lo que los niños pidan. El apego implica mucho, mucho más.
¿Habían visto la imagen? ¿Cómo suelen decirle que no a sus niños? Espero sus comentarios.
Probablemente la solución sea: padres menos egoístas y más involucrados en la educación de los hijos. Y eso es un trabajo muy duro.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo Carolina.
EliminarNadie ha dicho que sea fácil la m(p)aternidad. Pero es nuestra obligación informarnos, cuestionar todo lo que nos rodea, formar nuestro propio criterio, escuchar nuestros instintos y tratar de educar a nuestros hijos desde la óptica que mejor nos conveza.