lunes, 16 de julio de 2012

Un día para agradecer


No solía ser la mujer más optimista del mundo. Tardé 28 años, pero finalmente me convencí de que todo en la vida es cuestión de actitud. A veces, sentimos que nos ahogamos en un vaso de agua y nos parece imposible que haya algo por lo que agradecer.

Siempre nos alegra cuando llega el viernes. Por fin es fin de semana y podremos descansar, salir de fiesta, pasar más tiempo en familia, o cualquier otra actividad que nos haga feliz. Por el contrario, solemos despreciar la llegada del lunes pues implica retomar la rutina. Levantarse más temprano, jornada laboral, que haceres del hogar y un largo etcétera. ¿Por qué no modificar nuestra actitud y regalarnos este día para agradecer lo que tenemos?



Y como uno no puede más que predicar con su ejemplo, HOY quiero dar GRACIAS:
  • A Dios por darme, con cada día que empieza, la oportunidad de vivir y disfrutar, de reir y llorar.
  • A mi esposo, por su amor y por compartir su vida conmigo; con todo lo que eso implica.
  • A mi hijo, por esa mirada con la que me dice todo; por sus sonrisas y caricias que sanan mi alma.
  • A mis padres, porque todo lo que hicieron fue pensando que era lo mejor para mí y es gracias a ello que hoy soy lo que soy.
  • A mi hermano, por acompañarme y ser mi amigo toda mi vida.
  • A mis amigos, por compartir conmigo los momentos buenos y malos de mi vida.
  • A esos grandes compañeros que nunca me dejan sola, grandes ARTISTAS (sí, así con mayúsculas) que con su música y letras iluminan mi camino cuando me siento perdida.
  • A mi coach, porque día con día me acompaña a encontrarme con el ser que soy, en esencia. Y de una manera integral.

Y sobre todo, GRACIAS A MÍ:

  • Por mi lucha diaria por ser un mejor ser humano.
  • Por haber aprendido a honrar mi cuerpo.
  • Por estar en el camino para sanar mis heridas físicas y emocionales.
  • Por desaprender muchas cosas que creía que sólo podían ser así y buscar alternativas que funcionen mejor con lo que creo.
  • Por no dejar de soñar.
  • Por tratar de mantener viva a la niña que llevo dentro.

Después de este ejercicio de agradecimiento me resta recordarles que:



Dicen que los optimistas ven el vaso medio lleno; los pesimistas, medio vacío. Yo aprendí que el vaso a veces tiene más agua y menos aire, a veces al revés; pero siempre está completamente lleno.

Y tú ¿Cómo ves el vaso? ¿Tienes algo por lo que quieras agradecer?

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