Los días se pasan volando y casi
sin darnos cuenta ya pasaron los primeros quince del año. Cuando menos lo esperemos,
se habrá terminado enero y el tiempo seguirá pasando frente a nosotros.
Yo ya no suelo atragantarme con las uvas el último día del año, apresurándome
para enlistar los 12 propósitos que de cualquier manera ni voy a cumplir. Y
además al término me generarán frustración por “no haber avanzado”. En vez de eso, unos días antes opté por
escribir una pequeña lista de cosas que realmente deseo alcanzar y con las que
estoy dispuesta a comprometerme.
Recordé mis clases de Administración
en la preparatoria; donde aprendí que los objetivos deben ser específicos,
medibles, alcanzables, realistas y acotados por un tiempo. Pero ¿qué significa
todo eso?
Objetivos específicos
De manera práctica, establecer un
objetivo específico es desmenuzar “esa idea” hasta llevarla al punto más
concreto; para así identificar qué es exactamente lo que deseo alcanzar y cómo
voy a lograrlo. Por ejemplo: decir “quiero hacer ejercicio” no es lo mismo que decir
“voy a tomar clases de Zumba todos los días de 8 a 9 de la mañana en la escuela
de baile de la colonia”.
Objetivos medibles
La única manera de saber si estoy
cumpliendo o no con el objetivo es establecer un parámetro de medición. Esto me
permitirá realizar los ajustes necesarios en mi día a día para alcanzar la
meta. El ejemplo anterior es perfectamente medible, pues es fácil saber si
estoy asistiendo a las clases todos los día de 8 a 9 de la mañana.
Objetivos alcanzables
Un objetivo alcanzable se refiere
al compromiso que existe de por medio para cumplirlo. Por ello, si no estoy
realmente dispuesta a hacer ejercicio, encontraré una infinidad de excusas para
posponerlo.
Objetivos realistas
Un objetivo realista es aquel que
está dentro de mis posibilidades para alcanzarlo. Si bien los objetivos pueden ser
desafiantes, el plantear algo irreal a la larga genera frustración por no haber
alcanzado la meta.
Si yo hubiera establecido como
objetivo “participar en el siguiente maratón de la ciudad” sería poco realista,
pues no cuento con la preparación física para hacerlo ni con la motivación pues
correr no es algo que me guste. Sin embargo, el haber acotado mis opciones a un
ejercicio que me gusta como es el baile y con un tiempo moderado al día lo convierte
en un objetivo realista para mí.
Objetivos acotados por el tiempo
Esto significa que haya un plazo para
cumplir el objetivo. Esto me permite no postergar infinitamente el objetivo
según mis deseos o ganas del momento. Las clases de Zumba del ejemplo están perfectamente
acotadas en un horario de 8 a 9 de la mañana todos los días.
Y así fue como me senté a trabajar con mis anhelos, para llevarlos de
la mera ilusión a algo tangible con lo que pueda trabajar todos los días.
Y tú ¿ya estás cumpliendo tus
propósitos de Año Nuevo? Me gustaría que me platicaras cómo lo estás haciendo.
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