No recuerdo si ya les conté que
me gusta mucho cocinar. Desde hace algunos meses me siento más confiada de experimentar, de probar nuevos
ingredientes antes de decir que no me gustan, de jugar con los ingredientes, de
buscar opciones más saludables y hacer preparaciones caseras de lo que
usualmente compramos envasado.
Intenté dejar la leche de
vaca porque estoy convencida que mi cuerpo no la necesita en realidad. Para sustituirla,
probé la leche de soya orgánica.
Encontré una opción que no es tan cara como se suele decir que sucede. No me
disgustó el sabor; pero sinceramente, no me hizo la más feliz del mundo. Así
que seguí buscando. Probé hacer en casa
la leche de almendras, pero fue un completo desastre. La semana pasada
nuevamente le aposté a la elaboración casera, esta vez de leche de coco.
El resultado fue muy bueno. Conseguí alrededor de litro y medio de
leche con un muy buen sabor, aunque la consistencia para mi gusto fue muy
ligera. Al Piojo también le gustó
mucho, pero más como agua que como leche; decía que era agua de horchata. Cosa
de ir jugando con la receta hasta encontrar el punto exacto para nosotros.
Y como lo prometí en las redes
sociales; les comparto la receta que yo seguí, es un poco la combinación de
varias que me encontré por la red.
¿Qué necesitas?
- Un coco de agua
- Agua natural
- También puedes requerir un esposo galante y muy fuerte para que te ayude a abrir el coco; así igualito a mi Fulano. Pero como sé que este hombre es único, puede que no cuentes con uno parecido; así que puedes utilizar un cuchillo, un desarmador y quizá un martillo (o unos buenos azotes en el piso de la cocina. Nota: no me hago responsable si en lugar de abrir el coco se estrella tu piso).
- El coco suele parecer una bola de boliche, con tres hoyos marcados. Con algún objeto punzocortante y mucho cuidado, haz las perforaciones para extraer el agua del coco antes de abrirlo. Reserva el agua obtenida.
- Con ayuda de el esposo maravilla, del martillo, o de unos azotes en el piso abre el coco y separa la carne de la cáscara. Limpia perfectamente para que no queden restos de dicha cáscara.
- Ralla el coco; obtendrás alrededor de 400 grs. de pulpa.
- Mezcla el agua de coco que reservaste previamente con agua natural. La cantidad de agua que yo utilicé fue el doble de lo obtenido de pulpa, es decir 800 ml.
- Calienta a fuego alto hasta que hierva el agua. Agrega el coco rallado y deja la preparación a fuego medio por 10 a 12 minutos.
- Deja enfriar 10 minutos.
- Licúa a máxima potencia 5 minutos.
- Si así lo deseas, puedes colar la preparación.
- Refrigera en una jarra.
Observación:
Por experiencia, la leche tiene se conserva unos 5 ó 6 días.
Me resta compartir que descubrí
que aun cuando sé que físicamente no necesito la leche, tengo mucho apego por
ella. No he encontrado hasta ahora una opción que en sabor me permita suspender
su consumo. Pero no desisto; así que ¡seguiré
buscando!
¿Has probado las alternativas vegetales para la leche de vaca? ¿Las has preparado en casa? Me encantará que nos cuentes tu experiencia y/o nos compartas tu receta preferida.
Que cosa más rica, acá no he visto de esos cocos, pero supongo que debe haber.
ResponderEliminarMe encantaría probarla!
Saludos.