viernes, 28 de septiembre de 2012

Mi visita a Evolution Tattoos & Piercing



Cuando estudiaba la preparatoria (o tal vez el último año de secundaria, no recuerdo bien) me dio la gana de hacerme un piercing en el labio. Hubiera sido imposible que mis padres me apoyaran en esa decisión, y como no tenía el presupuesto para ir a hacérmelo en algún lugar que fuera seguro creí que la mejor opción era hacérmelo en casa. Luego por breve tiempo lo volví a usar al iniciar la universidad.

Así me veía hace un par de años

Hace dos años sentí la necesidad de volver a ponérmelo, pero el orificio estaba más que cerrado y yo ya no me consideraba lo suficientemente valiente para perforarme yo misma. Así que estuve buscando las mejores opciones por el rumbo (en ese entonces vivíamos al sur de la Ciudad) y fue así como di con uno de los mejores estudios: Evolution Tattoos & Piercing. En realidad no tuve problemas por la perforación en el trabajo, pero sí con mi hijo que al estar todavía muy pequeño le llamaba mucho la atención y quería jalarlo, tocarlo, apachurrarlo. De pronto se me aventaba hacia la cara para que lo besara y me dio mucho temor lastimarlo, así que opté por quitármelo una vez más.

Semanas atrás comencé con la cosquillita de volver a ponérmelo. Pero ahora, al vivir al norte de la Ciudad, no me resultaba tan fácil ir a Evolution. Se me presentaron otras opciones, incluso mucho más económicas, pero no las tomé porque antes que otra cosa está la tranquilidad de acudir a un lugar completamente en regla, que cumple con las normas de sanidad nacionales y se apega a estándares internacionales. Así que decidí esperar.

El jueves de la semana pasada tuve cita con un cirujano de columna en la Colonia Roma para dar seguimiento a mi malestar de la espalda. Quedé con mi esposo que saliendo de mi consulta me acercaría a su trabajo para regresar juntos a casa. Al salir de la consulta me percaté que estaba tan sólo a unas cuadras del estudio, así que no podía desaprovechar la oportunidad. Caminé a la plazuelita donde se encontraban pero me encontré un anunció que decía que se habían cambiado a media cuadra, así que continué caminando hasta llegar a sus nuevas instalaciones. El lugar me pareció más amplio y con mucha luz. Me gustó para ir a tatuarme un día de estos.


El resultado de esta visita

Después de una corta espera, Snake me atendió mostrándome los tipos de aretes que tienen para el labio. Llené un formato que es necesario para hacerte cualquier modificación corporal en el establecimiento y en uno de los cubículos me hizo la perforación mientras platicamos un poco. Debo reconocer que el resultado me encantó. Las veces anteriores usé el piercing al centro del labio inferior. Pero esta vez me lo hice del lado derecho, y me gustó mucho más. 

Cuéntame, ¿tienes alguna perforación o tatuaje?



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Nota: Con esta visita he logrado la meta #24 de mi lista: Mis 30 antes de los 30 :) 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Jueves trovero: Vida

Me emociona mucho saber que a mediados octubre se presentará Santiago Feliú en un pequeño foro del sur de la Ciudad de México. Es una idea demasiado tentadora como para rechazarla. Prometo traerles fotos :)

Mientras tanto los dejo con la canción que le da nombre a su primer disco, grabado en 1986.

Vida

Santiago Feliú

Vida, traes entre las manos vivas
la esperanza y un motivo
para que tu sed resulte para todos un camino.

Vida, la guerra tendrá un sentido
de renacimiento y sueños,
sueños que harán del hombre
un humano buen destino.

Vida, te buscamos desde siempre,
y ahora somos toda una razón armada,
desde el alma hasta tu vientre.

Vida, porque es el verdadero trecho
para que tu pecho rompa este cielo gris.

Vida, a la muerte le queda un tiro
y un corazón que defiende
y hace de tus alas grandes
una historia para siempre por el amor.

Vida, vendrás quemando el eco
que quiera tener lo viejo,
que no tuvo nunca manos
ni palabras por tu triunfo.

Vida, los verdaderos hombres
sólo son gigantes brazos
que le nacen a la tierra
y se van a la montaña.

Vida, la montaña está en la sangre,
en tantas calles,
la montaña está pariendo el porvenir
de este planeta.

Vida, este planeta indio y negro y blanco,
poderoso y pobres,
todos al final.

Vida, a la muerte le queda un tiro
y un corazón que defiende
y hace de tus alas grandes
una historia para siempre por el amor...

Vida, a la muerte le queda un tiro
y un corazón que defiende
y hace de tus alas grandes
una historia para siempre por el amor...

 


 



Esta canción la encuentras en su disco

 


 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Una mañana que terminó bien



Ayer el Piojo se durmió temprano, antes de que el papá regresara del trabajo. Antes de eso ya estaba ansioso preguntando por él. Al despertar, muy firme dijo que no quería ir a la escuela ni tampoco que el Fulano se fuera a trabajar. “Mejor vamos a la Plaza”, decía. Traté de explicarle que podríamos ir el fin de semana, pero lloraba mucho que ni siquiera me podía escuchar. Intenté contenerlo, abrazarlo mucho y transmitirle calma. El papá me sugirió no llevarlo (y es que estamos de acuerdo en que a veces se vale irnos de pinta). 

Pero había algo que no me terminaba de convencer; lo que mi hijo realmente deseaba era quedarse en casa con su papá y éste de cualquier manera se iría a trabajar. Aun así yo accedí. Enseguida se calmó y pidió su desayuno, porque ese sí que no lo perdona; tan pronto se despierta lo pide. Al terminar su huevito se sentía mucho más tranquilo; así que me aventuré a preguntar nuevamente por la escuela, con la firme idea de que si volvía a llorar no lo llevaría. ¿Estás seguro que no quieres ir? ¿Qué te parece si nos vestimos para que vayas a ver a tus amiguitos? Además hoy toca clase de música y a ti te gusta mucho. Su actitud cambió radicalmente, se apresuró a arreglarse y salimos de casa con suficiente tiempo para caminar hacia el kínder. Él prefirió ir en combi, así lo hicimos.

Al llegar al colegio se quedó muy tranquilo platicando con el señor Alfonso, que cuida la puerta de entrada. Le pedí que se divirtiera mucho, que jugara y que tratara de recordar qué comía a la hora del lunch para que al salir me lo contara. Nos dimos la bendición y un beso. Lo vi entrar más feliz que otros días. Cuando lo recogí por la tarde, estaba muy contento de haber ido al kínder. Me contó que se divirtió en clase de música y que jugo con Caro, Rodrigo y Leo; “pero Rodrigo Dadiv (David) no fue hoy a la escuela porque en su casa todavía es de noche.”
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